sábado, 30 de septiembre de 2006

OLIVERIO GIRONDO. DICOTOMÍA (INCRUENTA)


DICOTOMÍA (INCRUENTA)

Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.
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De Persuasión de los Días, 1942.

miércoles, 27 de septiembre de 2006

GUTIERRE DE CETINA. OJOS CLAROS, SERENOS


OJOS CLAROS, SERENOS

Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
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De Grandes goles de todos los tiempos.

viernes, 15 de septiembre de 2006

KETTY ALEJANDRIA LIS. NO HAY MUCHO MÁS


NO HAY MUCHO MÁS

He estado ausente tanto tiempo
del entorno semántico
del otro.

¿Disolución del corazón o la razón?
He estado ausente
y sin embargo
sigue naciendo la sencilla nervadura
forma de una forma eventualmente expuesta.

A veces suponemos
que hay mucho más.
Y es casi todo.
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De Cartas para Adriana, 1992.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

ROBERTO BOLAÑO. LUPE


LUPE

Trabajaba en la Guerrero, a pocas calles de la casa de Julián
y tenía 17 años y había perdido un hijo.
El recuerdo la hacía llorar en aquel cuarto del hotel Trébol,
espacioso y oscuro, con baño y bidet, el sitio ideal
para vivir durante algunos años. El sitio ideal para escribir
un libro de memorias apócrifas o un ramillete
de poemas de terror. Lupe
era delgada y tenía las piernas largas y manchadas
como los leopardos.
La primera vez ni siquiera tuve una erección:
tampoco esperaba tener una erección. Lupe habló de su vida
y de lo que para ella era la felicidad.
Al cabo de una semana nos volvimos a ver. La encontré
en una esquina junto a otras putitas adolescentes,
apoyada en los guardabarros de un viejo Cadillac.
Creo que nos alegramos de vernos. A partir de entonces
Lupe empezó a contarme cosas de su vida, a veces llorando,
a veces cogiendo, casi siempre desnudos en la cama,
mirando el cielorraso tomados de la mano.
Su hijo nació enfermo y Lupe prometió a la Virgen
que dejaría el oficio si su bebé se curaba.
Mantuvo la promesa un mes o dos y luego tuvo que volver.
Poco después su hijo murió y Lupe decía que la culpa
era suya por no cumplir con la Virgen.
La Virgen se llevó al angelito por una promesa no sostenida.
Yo no sabía qué decirle.
Me gustaban los niños, seguro,
pero aún faltaban muchos años para que supiera
lo que era tener un hijo.
Así que me quedaba callado y pensaba en lo extraño
que resultaba el silencio de aquel hotel.
O tenía las paredes muy gruesas o éramos los únicos ocupantes
o los demás no abrían la boca ni para gemir.
Era tan fácil manejar a la Lupe y sentirte hombre
y sentirte desgraciado. Era fácil acompasarla
a tu ritmo y era fácil escucharla referir
las últimas películas de terror que había visto
en el cine Bucareli.
Sus piernas de leopardo se anudaban en mi cintura
y hundía su cabeza en mi pecho buscando mis pezones
o el latido de mi corazón.
Eso es lo que quiero chuparte, me dijo una noche.
¿Qué, Lupe? El corazón.
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De Los Perros románticos, 2008.

ANTONIO GAMONEDA. AGRICULTURA


AGRICULTURA

Qué valdría sin pisadas humanas
esta pobreza que hace crujir la luz.
Qué sería la belleza violenta
del secano sin el corazón cansado
que piensa en él: tierra comida
y mala soledad frente al acero
mural de las montañas.

Mirad, es bello y es verdad: arriba,
el cardo blanco y el centeno, ciegos,
vibran junto a los pájaros, y luego
baja la tierra sobre sombras rojas
hasta el poco de agua y los negrillos.

Baja roída por el sol, quemada
por el hielo como el rostro humano
quieto y tajado de dolor, que pasa,
mil veces pasa por la tierra, duro,
con la herramienta y el caballo viejo,
seco como su amor, mil veces pasa,
toda la vida mientras dura el día.
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De Blues castellano (1961-1966), 1982.

martes, 12 de septiembre de 2006

LI PO. PLACER DE MARINO


PLACER DE MARINO

¡Cabalgar en el viento,
viajero de mares sin retorno;
no dejar otra huella
que la que deja el pájaro en las nubes!
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De Grandes goles de todos los tiempos.

jueves, 7 de septiembre de 2006

SEAMUS HEANEY. THE CLOTHES SHRINE


THE CLOTHES SHRINE

It was a whole new sweetness
In the early days to find
Light white muslim blouses
On a see-through nyon line
Drip-drying in the bathromm
Or a nylon slip in the shine
Of its own electricity
As if St Brigid once more
Had rigger up a ray of sun
Like the one she´d strung on air
To dry her own cloak on
(Hard-pressed Brigid, so
Unstoppably on the go)—
The damp and slump and unfair
Drag of the workaday
Made light of and got through
As usual, brilliantly
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From Electric Light, 2001.

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EL SANTUARIO DE LA ROPA

Era toda una grata novedad
Hallar antaño
Leves blusas de muselina blanca
En la cuerda de nylon transparente
Secándose y chorreando en el baño
O una combinación de nylon resplandeciendo
Con electricidad propia
—Como si Santa Brígida, una vez más,
Hubiera aparejado un rayo de sol
Como el que extendió en el aire
Para colgar el hábito a secar
(La atareada Brígida, tan
Imparablemente activa siempre)—
La humedad, el escurrir, el mucho, injusto
Y pesado trabajo diario
Subestimado y terminado,
Como de costumbre, de forma brillante.
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De Luz eléctrica, 2001.
(Trad. Dámaso López García)